¿Qué es el infarto de miocardio?

El infarto agudo de miocardio es una situación aguda y grave que ocurre como consecuencia de la obstrucción de una arteria coronaria por un trombo (coágulo de sangre que se forma sobre una placa de ateroma). Esto produce la destrucción o muerte (necrosis) del territorio que irriga la arteria obstruida. La importancia del infarto depende de la cantidad de músculo que se necrosa y está en relación con la arteria obstruida y el lugar donde se produce la obstrucción.

El infarto de miocardio no suele tener relación con circunstancias desencadenantes externos, tales como la actividad física. A diferencia de la angina de pecho es habitualmente un acontecimiento inesperado. Se puede presentar tanto en personas previamente sanas, pero que habitualmente tienen factores de riesgo coronario, como en pacientes que han sufrido algún síntoma de esta enfermedad.

El infarto de miocardio se manifiesta por un dolor en el pecho de similares características a la angina, pero que se mantiene más de 30 minutos. Suele ir acompañado de sudoración, náuseas y vómitos. El infarto puede ocurrir en reposo y el dolor no calma espontáneamente. Se asocia a angustia y sensación de gravedad tanto para la percepción del enfermo como para la respuesta que provoca en el entorno sanitario que le atiende.

El corazón tiene una capacidad de reserva importante y, tras la mayoría de infartos de miocardio, el músculo cardiaco que permanece sano puede realizar el trabajo de bombeo necesario para que el paciente pueda llevar una vida normal. Por lo tanto el pronóstico del infarto de miocardio dependerá de la extensión del músculo afectado.